lunes, 8 de diciembre de 2025

La Dama de Encajes y la Bruja de Batalla (32): La Nevasca Silenciosa


 

Habían pasado semanas desde nuestra incursión en la memoria del Emperador. El Golem de Jade se había convertido en un visitante habitual de nuestro Nexo Cero, una presencia tranquilizadora que a menudo se sentaba en meditación silenciosa, observando la construcción del universo con una sabiduría que trascendía las palabras. La "Trinidad Científica" trabajaba a un ritmo constante, y el Dr. Pesadilla, con su hija cerca y un proyecto infinito en el que volcar su genio, era el más estable que jamás había estado. Había una sensación de paz, de un merecido descanso.

Estábamos en la sala de estar principal de nuestro complejo, disfrutando de una rara noche de inactividad. Val leía un libro a su padre. Kaelen y el Golem jugaban una silenciosa partida de Go. Samu y Zafira discutían amigablemente sobre si el nuevo color del sofá (elegido por Zafira) era "vibrante" o "una agresión a la retina".

Fue entonces cuando la Unidad Doce, el cambiaformas archivero, entró en la sala, con una expresión inusual de confusión en su rostro normalmente impasible.

—Jefa Natalia —dijo, interrumpiendo mi revisión de los planos del Nexo—. Tiene que ver esto.

Me llevó al gran atrio de observación de la Sala de Control Central, el corazón de nuestro universo de bolsillo. Y me quedé sin aliento.

Estaba nevando.

No era una tormenta de nieve, sino una suave y silenciosa nevada. Diminutas motas de luz cristalina, como el polvo de diamantes más fino, descendían del "cielo" artificial de nuestra cúpula. No era agua helada. No era un fallo del sistema de clima. Los copos eran geométricamente perfectos, con una complejidad fractal que mis ojos mejorados apenas podían resolver. Y no se derretían. Aterrizaban en el suelo de mármol y permanecían allí, brillando suavemente antes de sublimarse en la nada.

—Imposible —murmuré. Nuestro universo era un sistema cerrado y sellado—. Siete, ¿tenemos una brecha de contención?

—Negativo, Jefa —respondió la voz de la Unidad Siete desde la consola—. Todos los escudos de realidad están al 100%. No hay intrusiones de energía, ni portales no autorizados. La... "precipitación"... parece estar... —vaciló—... apareciendo a través de las barreras dimensionales.

Pronto, todo el equipo estaba allí, observando el fenómeno con asombro. Cada uno de nosotros lo percibió de forma diferente.

—Mis sensores están sobrecargados —dije, analizando un copo que atrapé en mi guantelete—. No es materia. Es una matriz de silicato cristalino, pero su estructura interna está... vibrando. ¡Está transmitiendo datos! ¡Miles de terabytes por segundo!

Samu extendió la mano, con la palma hacia arriba. Los copos se arremolinaban a su alrededor, pero no la tocaban.

—No es mágico —dijo, desconcertada—. No hay éter, ni intención. Es... frío, pero no de una manera física. Es la frialdad de la curiosidad pura. Es... observador.

Valkyrie, sin embargo, estaba pálida, con la mano en la sien.

—Mi radar psiónico —dijo en voz baja—. No es una sola cosa. Son... miles de millones. Miles de millones de diminutas conciencias, cada una no más grande que un grano de arena, pero todas conectadas. No son hostiles. Solo están... mirando.

—¡Uf, es como la caspa cósmica! —se quejó Zafira, sacudiéndose los cristales de su brillante cabello—. Aunque es bonito. Me pregunto cuánto me darían por un frasco de esto en el Mercado Nocturno de Xylos...

La nevada se intensificó, no volviéndose violenta, sino más densa. Los billones de puntos de luz comenzaron a moverse con un propósito. Dejaron de caer al azar y empezaron a fluir como un río de estrellas hacia la sala de control principal. Ignoraron a los guardias cambiaformas, a los científicos y a nosotras. Su objetivo era el núcleo de datos del Nexo Cero.

Nos preparamos para un ataque, pero este nunca llegó. El enjambre cristalino no atacó la consola; se reunió en el aire sobre ella. Los copos comenzaron a unirse, no en una forma monstruosa, sino en una estructura. Se estaban autoensamblando.

Ante nuestros ojos, el enjambre de luz formó un mapa. Un intrincado y perfecto modelo tridimensional a escala de nuestro universo de bolsillo, del Nexo Cero, de los portales en construcción y de las dimensiones a las que ya estaban conectados. Era la obra de un cartógrafo con una precisión divina.

—El Cartógrafo Silencioso —susurré, reconociendo el nombre de una antigua leyenda interdimensional—. "El Observador".

No era una invasión. Era una visita de estudio. Era la conciencia de enjambre más antigua del multiverso, el colectivo de exploradores cristalinos cuyo único propósito es viajar, observar y registrar. Nuestra construcción del Nexo, un faro de orden y conexión sin precedentes, los había atraído como una flor exótica atrae a una abeja.

La nevada duró exactamente una hora. Observamos, fascinados, cómo el enjambre catalogaba cada aspecto de nuestra creación. Luego, tan silenciosamente como había comenzado, la nevada cesó. El mapa holográfico se mantuvo en el aire durante un momento más y luego colapsó suavemente sobre sí mismo.

En la consola central, donde había estado el corazón del mapa, quedó un solo objeto: un cristal perfecto, del tamaño de un puño, que brillaba con una luz interna.

Lo tomé con cuidado. Era cálido al tacto. No era un arma. No era un regalo. Era un intercambio. Una "semilla" de su conciencia. Al tocarlo, mi mente se inundó, no con pensamientos, sino con datos: la signatura de su conciencia colectiva, un mapa de las rutas del vacío que usaban y, lo más importante, una copia completa de todo lo que acababan de aprender sobre nosotros.

Nos habían observado, nos habían catalogado y nos habían dado su tarjeta de visita.

—Bueno —dijo Zafira, mirando el cristal—. Es la primera vez que unos invitados a la casa nos traen un regalo tan... informativo.

Sonreí, sintiendo la extraña y fría curiosidad del enjambre resonando en el cristal. No habíamos luchado contra un monstruo; habíamos conocido a un académico. El Arcailecto, sin que nosotros lo supiéramos, acababa de hacer un nuevo amigo, y sus "ojos" infinitos se habían abierto por primera vez a nuestro mundo.

CONTINUARÁ...



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