lunes, 15 de septiembre de 2025

La Dama de Encajes y la Bruja de Batalla (8): Héroes Rotos y Ecos Familiares

 Interludio

Aegis City, la capital de la dimensión natal de Valkyrie, era un monumento al optimismo. Rascacielos de cromo y cristal blanco se alzaban hacia un cielo perpetuamente azul, surcado por elegantes vehículos voladores y, de vez en cuando, por la estela de un héroe en pleno vuelo. Era un mundo limpio, brillante y ordenado, el polo opuesto a los caóticos y corruptos reinos que solíamos frecuentar. Y para Valkyrie, era una tortura.

Estábamos en un café tranquilo en el piso 120 de la Torre de la Concordia, un lugar con vistas panorámicas y la suficiente privacidad para una conversación delicada. Val no había dicho una palabra desde que llegamos, su mirada perdida en la ciudad que una vez había jurado proteger. Su habitual aura de fuerza maternal estaba teñida de una profunda melancolía. Samu y yo estábamos allí como apoyo silencioso, un ancla en un mar de recuerdos dolorosos.

Un borrón de movimiento rojo y amarillo se materializó en la silla frente a nosotras, resolviéndose en un joven de pelo revuelto y una energía nerviosa que parecía hacer vibrar la propia mesa. A su lado, el aire brilló y se solidificó, revelando a una chica de pelo oscuro y ojos serios.

—Destello. Umbra —dijo Val, su voz apenas un susurro.

—Val, es bueno verte —dijo Umbra con calidez. Destello, por su parte, ya estaba inspeccionando el menú a supervelocidad.

Tras los saludos iniciales, fui directa al grano. Mi curiosidad no me permitía andarme con rodeos.
—Entonces... ¿Por qué echasteis a Val del grupo?

Destello dejó de vibrar por un segundo, su expresión se agrió.
—No la echamos, perdió su licencia y el gobierno le impide actuar como superheroína.

—Ni siquiera le dejan visitar a su padre en la prisión de supervillanos —añadió Umbra, su voz cargada de frustración.

Samu se inclinó hacia adelante, interesada. —¿Está en una prisión de supervillanos?

—Tras el encuentro entre el capullo del "Paladín de Oro"...

—¡Destello no hables así de uno de los superhéroes más poderosos que hay! —le interrumpió Umbra, aunque sin mucha convicción.

—...el Dr. Pesadilla está en coma —continuó Destello, ignorándola—. ¿Qué?, pero si Paladín es un narcisista que se cree el protagonista...

—Estás enfadado porque es más rápido que tú.

—No es por eso —replicó Destello, empezando a hablar a una velocidad vertiginosa—, pero ya que estamos, ¿no es extraño que tenga TODOS los superpoderes y además mejores que los de los demás? Es más fuerte que Furia Roja, más resistente que El Golem de Jade, vuela a mayor velocidad que Val...

—No le han visto volverse invisible como yo —puntualizó Umbra en voz baja.

—...he ahí la clave "No lo han visto" —dijo Destello, señalando con un tenedor—. Que no se haya hecho invisible no significa que no pueda hacerlo, seguro que incluso lo hace mejor que tú... y no me puedes negar que fuera de cámaras, en cuanto a su personalidad no es lo que digamos "material de héroe". "Kosmos", ese sí que es un superhéroe de verdad, es una buena persona de cabo a rabo, siempre actuando para ayudar a los demás, siempre considerando que todo el mundo merece una oportunidad de ser mejor persona -incluso su némesis 'El Emperador Universal'... Paladín solo busca gloria y reconocimiento público.

Mi mente analítica se activó. Un ser con un conjunto de poderes tan universalmente superior era una imposibilidad estadística y biológica. La frustración de Destello, aunque impulsiva, apuntaba a una anomalía fundamental en las leyes de su universo.

—Destello, tu déficit de atención está haciéndote desviar del tema —le recordó Umbra con paciencia—. Estamos hablando de Val.

—¿Déficit de atención? —preguntó Samu.

—Destello padece de déficit de atención y desgraciadamente su supermetabolismo impide el tratamiento con fármacos —explicó Umbra con naturalidad.

—No es un problema tan grave y mis compañeros me ayudan a recordar lo que tengo que hacer...

—Destello —dijo Umbra, poniendo una mano tranquilizadora en su brazo—. Recuerda que estamos hablando de Val. Podemos hablar de otras cosas luego.

El velocista respiró hondo, reenfocándose. —Sí, ...esto como decía, en un enfrentamiento entre supers, nos enfrentamos el equipo del Emperador con el equipo de Kosmos -me niego a pensar que Paladín dirigía a pesar de lo que diga la prensa...

—Destello...

—Nosotros estábamos con Kosmos y el Dr. Pesadilla con el grupo del Emperador... y Paladín se puso demasiado agresivo -básicamente no se limitó a detener a los supervillanos, empezó a destrozarlos-.

—Sí, arrancar el brazo de Bestia Negra fue excesivo —confirmó Umbra, con un escalofrío.

—Umbra, ¡básicamente se dedicó a MATARLOS! —exclamó Destello—. Si no fuese por los demás, aquello habría acabado en una masacre.

Valkyrie se estremeció visiblemente ante el recuerdo, apretando los puños sobre la mesa, pero permaneció en silencio. Fue Umbra quien continuó la historia, con la voz teñida de tristeza.

—La verdad que ver a Val arrodillada junto a Dr. Pesadilla con lágrimas en los ojos fue lo que al final puso freno a todo —dijo Umbra, mirando a su amiga con compasión—. ¿Cómo íbamos a saber que el científico loco era su padre?

—Y además, aparentemente un buen padre —añadió Destello, su tono ahora más suave—. Supimos después que como padre era lo opuesto a 'malvado'.

—Es por el "síndrome de Frankenstein" —expliqué, basándome en los datos que había consultado antes de venir—. Los científicos locos sufren ataques de hiper-enfoque que hace que tengan que completar un 'proyecto científico' de forma obsesiva-compulsiva, y a menudo saltándose las reglas legales.

Umbra asintió, mirando a Val con compasión. —¿Sabes que ese es el motivo de los superpoderes de Val? No tiene madre, es literalmente una niña probeta hecha a partir del ADN del Dr. Pesadilla, modificado para tener el mayor número de superpoderes.

—...y que acabó siendo la querida hija del Dr. y una cura temporal de sus ataques —terminó Destello—. Cuando Val estaba cerca, el Dr. Pesadilla pasaba de científico loco a padre que ama a su hija...

El silencio que siguió fue pesado y lleno de significado. La heroína cósmica, la figura maternal de nuestro equipo, era la hija de un supervillano, una creación de laboratorio que, paradójicamente, era la única humanidad de su creador. La política de su mundo, temerosa de la mala prensa, la había repudiado, desechando a una de sus mejores defensoras por los crímenes de su padre, crímenes que ella misma había ayudado a detener.

Después de que sus amigos se fueran, con promesas de seguir luchando por ella en los despachos, Val finalmente me miró.

—Gracias por venir, Nat. Necesitaba que lo oyeras de ellos.

—Los datos son claros, Val —dije, mi voz más suave de lo habitual—. El gobierno tomó una decisión política, no una justa. Y sobre el Paladín... tu amigo Destello tiene razón. Su existencia es una paradoja. —Mientras hablaba, vi de reojo a Zafira. Por un fugaz instante, su habitual sonrisa despreocupada desapareció, reemplazada por una expresión de antiguo reconocimiento, como si el nombre del Paladín le resultara familiar de una forma que no tenía nada que ver con los titulares de prensa. Pero el momento pasó tan rápido como llegó.

Proseguí, ajena a su reacción momentánea. —Su conjunto de poderes viola al menos tres leyes fundamentales de la bio-genética y la conservación de la energía. No es un mutante, no es un meta-humano... es una imposibilidad matemática. Un error en la ecuación del universo. Y los errores de esa magnitud nunca son benignos.

Val asintió, y por primera vez en todo el día, una chispa de su antigua determinación brilló en sus ojos. Su lucha no había terminado. Simplemente, ahora se libraba en un campo de batalla diferente, con nuevas aliadas a su lado.

CONTINUARÁ...

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