viernes, 5 de septiembre de 2025

La Dama de Encajes y la Bruja de Batalla (5) : Cheshire Pop Sensation

El portal se abrió, no a un paisaje, sino a un argumento. Un río de mermelada de fresa fluía cuesta arriba junto a nosotras, mientras árboles con rostros de ancianos nos contaban chistes malos en un idioma que solo existía los martes. El cielo era un tablero de ajedrez donde nubes con forma de teteras jugaban una partida eterna. Habíamos vuelto a la dimensión de los Gatos-Demonio de Cheshire.

—Odio este sitio —mascullé, mientras mi traje ajustaba sus sensores a una realidad que se negaba a obedecer cualquier ley física conocida.

—¡Oh, vamos, Nat! Es divertido —dijo Samu, esquivando una bandada de Mome Raths que cantaban ópera—. La última vez fue inolvidable.

—Inolvidable porque la "lógica" de la zona en la que aterrizamos te obligó a llevar un uniforme de doncella durante tres semanas porque un Gato-Demonio había decidido abrir un 'maid café' —repliqué.

<VALKYRIE (vía comunicador)>: Sensores al máximo. La realidad es... inestable, pero no detecto amenazas inmediatas. Zafira, no te comas el río.

<ZAFIRA>: ¡Pero es de fresa! ¡Y parece que no tiene calorías!

Nuestra misión era encontrar el laboratorio oculto de Kaelen. Según los datos de Eco, debería estar en esta región. Pero en esta dimensión, "estar" es un concepto relativo. Mientras avanzábamos por un sendero de baldosas amarillas que se quejaban de nuestros zapatos, una nueva ley dimensional se impuso sobre nosotras.

El aire brilló con los colores del arcoíris y una música pop empalagosamente alegre sonó de la nada. Sentí un cosquilleo en la cabeza y en la base de la columna.

—¿Qué es esta sensación? —preguntó Val, tensándose.

Un par de orejas de gato, blancas y elegantes, brotaron de mi pelo. Una larga y delgada cola blanca apareció, moviéndose con agitación nerviosa. Miré a las demás. Samu ahora lucía unas esponjosas orejas y una cola rubias que se movían al ritmo de la música. Val tenía unas orejas y una cola de un rojo intenso, fuertes y regias. Zafira, unas de color cobre que brillaban y se enroscaban juguetonamente.

<NATALIA D.>: ¡Análisis! ¡Un campo de reconfiguración biológica localizado! ¡Nos ha afectado!

—¡Nyaaa~! —exclamó Samu, llevándose las manos a la cabeza y sintiendo sus nuevas orejas—. ¡Somos chicas gato! ¡Nat, mírame! ¿No soy adorable para ti, senpai?

De detrás de un árbol sonriente apareció una figura: el Gato de Cheshire, esta vez vestido como un productor musical con gafas de sol y un traje hortera.

—¡Saludos, gatitas! —dijo, su sonrisa flotando un metro a la izquierda de su cara—. Habéis entrado en el Paraíso Neko Neko, la zona más kawaii de toda la dimensión. Y aquí, la lógica y la ciencia son aburridas. ¡Aquí lo que manda es el espectáculo!

<NATALIA D.>: No tenemos tiempo para esto. Buscamos un edificio, un laboratorio. Grande, feo y que no encaja aquí.

—¡Ah, sí! ¡El adefesio ese que estropea el feng shui! —exclamó el Gato—. Lo sé todo sobre él. Pero la información aquí no se da, se gana. ¡Y la única forma de ganar algo en el Paraíso Neko Neko es ganando el Gran Festival de Ídolos de Cheshire!

Un escenario de hongo gigante brotó del suelo. Luces de colores y altavoces con forma de flor aparecieron mágicamente.

<VALKYRIE>: ¿Un... festival de ídolos?

—¡Exacto! —dijo el Gato—. ¡Tenéis que formar un grupo de J-pop, crear una canción, una coreografía y ganarle al grupo rival, las "Twisted Sisters", tres arpías que cantan sobre la tristeza y la desesperación! ¡Tenéis tres horas! ¡Buena suerte, michis!

Y se desvaneció, dejando solo su sonrisa y la horrible sensación de que estábamos atrapadas en el cliché más absurdo posible.


—¡Me niego! —dije, cruzada de brazos mientras mi nueva cola se agitaba con furia—. ¡Es una pérdida de tiempo ilógica y completamente ineficiente!

—¡Pero Nat-senpai! —suplicó Samu—. ¡Es nuestra única oportunidad de encontrar a Kaelen! ¡Y de actuar juntas en un escenario! ¡Imagina los trajes a juego!

Mientras ellas discutían, yo ya estaba analizando. Abrí una sub-rutina en mi procesador y descargué el equivalente a diez años de historia del J-pop. Patrones rítmicos, estructuras armónicas, coreografías virales... Era un problema de optimización, nada más.

<NATALIA D.>: Bien. Lo haremos. Pero lo haremos a mi manera. Zafira, necesito una melodía pegadiza en La bemol mayor, 128 pulsaciones por minuto. Samu, encárgate del vestuario; que la realidad de este sitio nos dé algo... apropiado. Val, tú y yo nos encargamos de la coreografía; movimientos sincronizados con una precisión de 0.01 segundos. A trabajar.

Lo que siguió fue un montaje de entrenamiento de manual. Samu conjuró cuatro trajes de ídolo llenos de volantes, lazos y colores pastel. El mío era rosa, para mi eterno horror. Practicamos la coreografía en un claro donde los lirios nos animaban. Samu no paraba de intentar "caerse" en mis brazos, Val se aprendió los pasos con la precisión de un soldado de élite, y Zafira añadía florituras y guiños al público imaginario.

Para la canción, transcribí la fórmula de la constante de Planck a una letra que no tenía sentido pero que sonaba profunda. Zafira la convirtió en un estribillo increíblemente pegadizo. Nuestro grupo se llamaría "Quantum Quattro".

Agotadas, encontramos un pequeño remanso en el bosque: un manantial de agua caliente que olía a té de manzanilla. El clásico episodio de las aguas termales.

—Esto es justo lo que necesitábamos —dijo Val, relajando sus músculos.

—Nat, tu piel es tan suave... —susurró Samu, acercándose peligrosamente.

—La exfoliación regular y una correcta hidratación son clave para el mantenimiento de la epidermis —respondí, analizando la composición química del "té" mientras sentía un extraño calor en las mejillas. No es que me guste estar aquí con ellas, es solo... por la misión. B-baka.


La hora del festival llegó. El público era una pesadilla febril: soldados de cartas, flores con ojos, el Sombrerero Loco juzgando el estilo. Las "Twisted Sisters" cantaron una balada deprimente que hizo que lloviera vinagre. Y entonces, fue nuestro turno.

Subimos al escenario. Las luces nos cegaron. La música comenzó. Y actuamos.

Fue... perfecto. Mi análisis táctico y la disciplina de Val nos dieron una sincronización impecable. La energía de Zafira y la pasión de Samu conectaron con el público. Nuestra canción sobre física cuántica, por alguna razón, hizo que los Gatos-Demonio se volvieran locos.

Para el gran final, unimos nuestras manos. La energía que fluía entre nosotras, la confianza, la camaradería... superó la suma de nuestras partes. Una ola de pura amistad y poder de estrella del pop emanó del escenario, no solo ganándonos el concurso, sino haciendo que las "Twisted Sisters" sonrieran por primera vez y decidieran cambiar su género al pop alegre. Habíamos ganado con el poder de la amistad.

El Gato de Cheshire apareció, aplaudiendo. —¡Increíble! ¡Nunca había visto nada igual! ¡Habéis ganado! El laboratorio del aguafiestas está detrás de esa cascada de limonada.

Pero al acercarnos, el suelo tembló. La cascada se secó y la pared de roca tras ella se abrió, revelando una puerta de metal blindado. De ella emergió el sistema de defensa de Kaelen: un golem de diez metros de altura, construido con centrifugadoras, microscopios y jaulas de especímenes, todo unido por los zarcillos negros de la Corrupción de Silicio. Rugió, un sonido distorsionado que, por suerte, esta dimensión no consideró "comida".

<VALKYRIE>: ¡No parece que vaya a pedirnos un autógrafo!

—¡Quantum Quattro, a la batalla! —grité, dándome cuenta del horror que acababa de decir.

Nos lanzamos al ataque, nuestras orejas de gato y trajes de volantes ondeando al viento, listas para enfrentar a un mecha-monstruo al ritmo de un estribillo pegadizo. La lógica había abandonado el edificio mucho tiempo atrás.

CONTINUARÁ...

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