Artículo publicado el 11 de febrero de 2013 en SINC
Las simulaciones numéricas indican que se deben de formar un número gigantesco de galaxias enanas. Unas acaban siendo atraídas por otras más masivas y se fusionan con ellas, pero otras consiguen sobrevivir y orbitan como satélites de las galaxias más grandes.
Referencia bibliográfica: Alejandro Benítez-Llambay, Julio F. Navarro, Mario G. Abadi, Stefan Gottlöber, Gustavo Yepes, Yehuda Hoffman, Matthias Steinmetz. “Dwarf galaxies and the Cosmic Web”. The Astrophysical Journal 763: L41, febrero de 2013. Doi:10.1088/2041-8205/763/2/L41
Fecha Original: 11 de febrero de 2013
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Las galaxias enanas más lejanas del
grupo al que pertenece la Vía Láctea se mueven tan rápido que su gas
‘desaparece’ durante el viaje. Este es el mecanismo que plantean
investigadores de la colaboración internacional CLUES para explicar por
qué la Vía Láctea tiene un número de galaxias satélite de este tipo
menor al esperado. Las simulaciones se han llevado a cabo en el
supercomputador MareNostrum del CNS-BSC de Barcelona.
La comunidad científica asume que la
materia oscura y las galaxias se agrupan en el universo formando una
intrincada red de filamentos y zonas vacías que se asemejan a la tela de
una araña: la ‘telaraña cósmica’ (cosmic web, en inglés).
Las simulaciones numéricas indican que se deben de formar un número gigantesco de galaxias enanas. Unas acaban siendo atraídas por otras más masivas y se fusionan con ellas, pero otras consiguen sobrevivir y orbitan como satélites de las galaxias más grandes.
Una galaxia como la Vía Láctea debería
tener diez veces más galaxias satélites enanas de las que se han
descubierto hasta la fecha, según los cálculos. Ahora, miembros de la
colaboración internacional Constrained Local UniversE Simulations (CLUES)
ha estudiado este problema mediante el análisis de simulaciones. El
objetivo, reproducir la formación de nuestro universo más cercano.
Para ello, los investigadores han
utilizado las medidas de las posiciones y velocidades de las galaxias
más cercanas a nosotros que se encuentran a una distancia de hasta un
centenar de millones de años luz. A partir de estos datos, se recrean
las condiciones donde se supone que la Vía Láctea, y su galaxia hermana,
la galaxia de Andrómeda se empezaron a formar hace unos 10 mil millones
de años.
Según el profesor de la UAM Gustavo
Yepes, uno de los investigadores principales de CLUES: “El principal
objetivo de este proyecto es simular el proceso de formación de estas
dos galaxias, junto con todas las galaxias satélites que han ido
atrayendo durante su evolución, y que constituyen el llamado grupo
local de galaxias”.
Los resultados, que se publican en la revista Astrophysical Journal,
reflejan que las galaxias enanas más alejadas del grupo local se mueven
con tanta velocidad con respecto a la telaraña cósmica, que su
contenido de gas puede ser barrido de forma muy eficiente cuando estas
galaxias atraviesan el conglomerado de filamentos de gas y materia
oscura.
Este mecanismo, que los investigadores denominan cosmic web stripping permite explicar por qué algunas de las galaxias enanas de este grupo no pueden ser detectadas.
“Estas galaxias enanas se mueven tan
rápido que incluso las membranas más difusas de la telaraña cósmica que
atraviesan pueden arrancarles todo su gas y dejarlas ‘secas’, explica
Alejandro Benítez-llambay, estudiante de doctorado del Instituto de
Astronomía Teórica y Experimental de la Universidad Nacional de Córdoba
en Argentina, que firma como primer autor de este artículo.
Al ser barrido la mayor parte del gas de
estas galaxias, les impide poder seguir formando estrellas y, por
tanto, quedarían como galaxias tan débiles que no sería posible
detectarlas con nuestros telescopios.
Por tanto, de acuerdo con los resultados
de las simulaciones de CLUES, deberían existir un gran número de estas
galaxias enanas orbitando en el grupo local pero invisibles a nuestros
ojos.
Las simulaciones del proyecto CLUES, en
el que también participan investigadores del Instituto Leibnitz de
Astrofísica de Potsdam (Alemania), han sido realizadas en el
superordenador MareNostrum de la red española de supercomputación
instalado en el Centro Nacional de Supercomputación – Barcelona
Supercomputing Center (CNS-BSC) de Barcelona.
Referencia bibliográfica: Alejandro Benítez-Llambay, Julio F. Navarro, Mario G. Abadi, Stefan Gottlöber, Gustavo Yepes, Yehuda Hoffman, Matthias Steinmetz. “Dwarf galaxies and the Cosmic Web”. The Astrophysical Journal 763: L41, febrero de 2013. Doi:10.1088/2041-8205/763/2/L41
Fecha Original: 11 de febrero de 2013
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