Producción de petróleo en Argentina, 1911-2011. Fuente Instituto Argentino del Petróleo y Gas.
“Toda actividad económica depende de que haya energía disponible.
Existe una conocida relación entre crecimiento económico y consumo de
energía: son curvas calcadas. La curva de Hubbert (1957) nos recuerda
que el petróleo no se acaba nunca, sino que cada vez se hace más difícil de extraer: como un tubo de dentífrico
vaciándose, siempre le queda algo más, pero al final el esfuerzo por
extraer una ínfima cantidad de pasta, ya no vale el intento. Hubbert
predijo el pico mundial de producción de petróleo para 1995. Pasado ese
año la producción seguía en aumento y muchos afirmaron que la teoría del
pico de Hubbert o peak oil no podía aplicarse a escala mundial. Pero en 2010, la Agencia Internacional de Energía reconoció que
en 2006 se produjo un pico en la producción mundial y desde entonces se
ha producido un declive suave. Nuestra época es adicta y dependiente de
la energía. Con el petróleo, nos hemos acostumbrado a obtenerla demasiado fácilmente.” Nos lo recuerda desde Argentina NDH, “YPF: es la termodinámica, estúpido,” Derecho a leer, 26 abril 2012. Recomiendo la lectura de su extenso artículo del que me permito extraer unos retazos.
“Una economía que crece a un 3% anual, se duplica al cabo de 23 años y
medio, es decir, si hoy consume 100 unidades de energía por año, en dos
décadas consumirá 200 y en otras dos, 400. Mientras estemos dentro de
la fase ascendente de la curva de Hubbert, el incremento de la
producción del petróleo puede acompañar la demanda y no hay problemas de
escasez. Pero pasado el cenit, la curva de producción no sólo se desacopla bruscamente de la de crecimiento,
sino que pronto cae en picada. Por más inversiones que se hagan, no se
puede revertir la tendencia decreciente. Llegado este punto, el problema
más urgente es el ritmo de producción, la mitad que aún sigue
disponible en los yacimientos no se puede extraer al ritmo que necesita
la economía. Es el problema del tubo dentífrico, cada vez cuesta más
sacar menos. Argentina llegó a su cenit en 1999, sólo
que su propia demanda de energía era tan inferior a su capacidad de
producción, que podía exportar alrededor de la mitad de lo que producía.
Durante la primera década del nuevo milenio Argentina fue exportando cada vez menos, hasta, que en 2011 ya era importador neto de gas natural.”
“El salvavidas enérgetico ahora se llama “hidrocarburos no convencionales”.
Imagine una piedra sólida, pero con algunas burbujas microscópicas de
gas atrapado en su interior, en la profundidad de la tierra. En
comparación con el crudo que brotaba espontáneamente, los no
convencionales son como la técnica avanzada para sacar lo último del tubo de dentífrico que creíamos vacío.
El petróleo no se ha agotado y está lejos de hacerlo —quedan enormes
reservas ¡el 50% o más!— pero todos los pozos extrayendo a todo ritmo no
alcanzan para cubrir la demanda. Se empieza a tratar de sacar
hidrocarburos desde donde no hay. La única solución que la tecnología
presente ha podido brindar en forma efectiva. Sin embargo, no puede
pasarse por encima de los límites de la termodinámica y aparece la
pardoja: Obtener energía implica un consumo de energía, la tasa de retorno energético. A
principios de siglo el petróleo era tan fácil de extraer que sólo con
la energía de un barril se extaían otros 100. A finales de siglo
pasado, se obtenían solamente 10. Esta disminución refleja la mayor dificultad para extraer el crudo a medida que las reservas disminuyen.
Una baja tasa de retorno energético indica la inviabilidad del recurso
como solución. En el caso de los no convencionales, por cada unidad de
energía utilizada para la extracción, tan sólo se extraen entre 2 y 5.
¿Realmente la energía necesaria para partir una piedra en mil pedazos,
es menor que la que proporcionarán las burbujas microscópicas de gas en
su interior?”
“Vaca Muerta es el sugerente nombre del yacimiento descubierto por Repsol/YPF en 2011. Gran promesa energética para Argentina, es una de las causas centrales que llevaron al gobierno a decidirse por la nacionalización de las acciones de Repsol. Se calcula que su valor potencial asciende a más de 100.000 millones de dólares. Sin embargo, Repsol ha dejado trascender una pretensión de apenas 10.000 millones. ¿Por qué tan poco interés ante una perspectiva tan prometedora? Vaca Muerta es un yacimiento no convencional o sea, como tratar de sacar gas de las piedras. La explotación se justifica mientras los precios sean estratosféricos. Su explotación es viable sólo por los altos precios del petróleo actuales. El agotamiento de los combustibles fósiles y el impacto que implica para el sistema actual, a saber, la ausencia de una fuente de energía barata, abundante y fácil de obtener, es un desafío inédito que no tendrán que enfrentar nuestros nietos o hijos, lo tendremos que enfrentar nosotros mismos dentro de muy poco tiempo —excepto que ocurra algún milagro en el medio. Nuestros gobernantes y especialistas en temas energéticos, más al tanto de las implicancias de la escasez, aún siguen en la etapa negación.”
“Vaca Muerta es el sugerente nombre del yacimiento descubierto por Repsol/YPF en 2011. Gran promesa energética para Argentina, es una de las causas centrales que llevaron al gobierno a decidirse por la nacionalización de las acciones de Repsol. Se calcula que su valor potencial asciende a más de 100.000 millones de dólares. Sin embargo, Repsol ha dejado trascender una pretensión de apenas 10.000 millones. ¿Por qué tan poco interés ante una perspectiva tan prometedora? Vaca Muerta es un yacimiento no convencional o sea, como tratar de sacar gas de las piedras. La explotación se justifica mientras los precios sean estratosféricos. Su explotación es viable sólo por los altos precios del petróleo actuales. El agotamiento de los combustibles fósiles y el impacto que implica para el sistema actual, a saber, la ausencia de una fuente de energía barata, abundante y fácil de obtener, es un desafío inédito que no tendrán que enfrentar nuestros nietos o hijos, lo tendremos que enfrentar nosotros mismos dentro de muy poco tiempo —excepto que ocurra algún milagro en el medio. Nuestros gobernantes y especialistas en temas energéticos, más al tanto de las implicancias de la escasez, aún siguen en la etapa negación.”
Georgescu-Roegen realizó el siguiente símil. Considera un reloj de arena, un sistema cerrado en el que no entra ni sale arena. La cantidad de arena en el reloj es constante; la arena ni se crea ni se destruye en ese reloj. Esta es la analogía de la primera ley de la termodinámica: no hay creación ni destrucción de la materia-energía. Aunque la cantidad de arena en el reloj es constante, su distribución cualitativa está constantemente cambiando: la cavidad inferior se va llenando, mientras la cavidad superior se vacía. Esta es la analogía de la segunda ley de la termodinámica, en la que la entropía (que es la arena de la cavidad inferior) aumenta constantemente. La arena de la cavidad superior (la baja entropía) es capaz de hacer un trabajo mientras cae, como el agua en la parte superior de una catarata. La arena en la cavidad inferior (alta entropía) ha agotado su capacidad de realizar un trabajo. El reloj de arena no puede darse la vuelta: la energía gastada no puede reciclarse, a menos que se emplee más energía en ese reciclaje que la que será desarrollada por la cantidad reciclada. Como se ha explicado antes, tenemos dos fuentes del recurso esencial natural, el solar y el terrestre, y nuestra dependencia ha cambiado de la primera a la segunda. En “For the Greater Common Good” Herman Daly y John Cobb Jr. Beacon Press, 1989. Fuente. Recomiendo también este cuento de Asimov sobre la entropía.”
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