Un trabajo teórico sostiene que se pueden encontrar soluciones de agujeros de gusano estables que permitirían a las estrellas de neutrones estar conectadas entre sí.
Hay que distinguir entre los trabajos en los que se logra apoyar con experimentos determinadas teorías o hipótesis y los trabajos teóricos que son altamente especulativos. Incluso aunque este tipo resultados sean autoconsistentes, eso no significa que la Naturaleza haya escogido esa manera de hacer funcionar el Universo. Algunas revistas de prestigio aceptan este tipo de trabajos teóricos, pero si no es así, para eso está el repositorio ArXiv, en donde se pueden encontrar este tipo de trabajos sin filtrar, pero que nos pueden excitar la imaginación.
La historia de los agujeros de gusano empieza con la Relatividad General (RG), que permite soluciones espacio-temporales en forma de tubo que conecten dos regiones alejadas del Universo a través de algo así como un puente-atajo.
Si pudiéramos crear un agujero de gusano se podría incluso crear una máquina del tiempo. Bastaría con mover adecuadamente una de las bocas para hacer que se desfasara temporalmente de la otra. Metiéndonos por un lado podríamos salir por el otro sitio incluso un tiempo antes de habernos metido por la otra boca. La fecha límite sería la de la creación del propio sistema y no podríamos viajar más atrás en el tiempo de esa fecha. Esto crea obvias paradojas causales, así que algo debe de haber mal en estos modelos.
Hubo cierto movimiento académico a finales de los ochenta y principio de los noventa sobre este tema y se publicaron varios artículos sobre esta posibilidad. Incluso Carl Sagan utilizó esta idea en su novela “Contact”, obra que luego fue convertida en película con Jodie Foster como protagonista. La pega fundamental de los agujeros de gusano es que, aunque la RG permite su creación, son poco estables. Si entra un poco materia ordinaria (o una nave espacial con sus astronautas) o energía (incluso un poco de luz) en el agujero de gusano hace que éste se desestabilice y colapse en un par de agujeros negros. Para mantener abierto el pasadizo hay que contar con una clase de materia o energía negativa que recubra las paredes del túnel que no se dan en la Naturaleza. Así que esta idea quedó más o menos abandonada hace años. ¡Adiós al sueño hiperespacial!
Ahora Vladimir Dzhunushaliev y sus colaboradores de la Universidad Euroasiática Nacional de Kazastán reabren el tema con un artículo especulativo en ArXiv.
Según su idea los agujeros de gusano se podrían formar en el centro de ciertas estrellas de neutrones y mantenerse abiertos sin colapsar. El agujero de gusano no colapsaría debido a la presencia de un campo escalar fantasma sin masa (nombre técnico del mismo) y estaría completamente lleno (no hay hueco y por tanto no hay pasadizo) de la materia exótica del interior estelar, materia que aquí es tratada como un fluido perfecto. Las soluciones encontradas son al parecer estables.
De lejos cada una de estrellas neutrones parecerían normales y un observador distante no las podría distinguir de cualquier otra estrella de neutrones sin agujero de gusano. Pero una estrella de neutrones podría tener una compañera con la que estaría conectada por un agujero de gusano. Si es así, la materia exótica de su interior, que se comportaría como un fluido, pasaría de una estrella a otra produciendo una suerte de resonancia entre las dos estrellas que las haría oscilar. Aquí viene la parte buena del método científico aplicado a esta idea, pues esta oscilación podría producir estallidos de rayos gamma de alta energía que se podrían medir, al menos según los autores.
Lo malo es que según los propios autores admiten, todavía queda bastante trabajo teórico por hacer. El experimental ya se vería en un futuro.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3411
Fuentes y referencias:
Artículo en ArXiv.
Ilustración: AllenMcC (Creative Commons Attribution Sharealike 3.0).
La historia de los agujeros de gusano empieza con la Relatividad General (RG), que permite soluciones espacio-temporales en forma de tubo que conecten dos regiones alejadas del Universo a través de algo así como un puente-atajo.
Si pudiéramos crear un agujero de gusano se podría incluso crear una máquina del tiempo. Bastaría con mover adecuadamente una de las bocas para hacer que se desfasara temporalmente de la otra. Metiéndonos por un lado podríamos salir por el otro sitio incluso un tiempo antes de habernos metido por la otra boca. La fecha límite sería la de la creación del propio sistema y no podríamos viajar más atrás en el tiempo de esa fecha. Esto crea obvias paradojas causales, así que algo debe de haber mal en estos modelos.
Hubo cierto movimiento académico a finales de los ochenta y principio de los noventa sobre este tema y se publicaron varios artículos sobre esta posibilidad. Incluso Carl Sagan utilizó esta idea en su novela “Contact”, obra que luego fue convertida en película con Jodie Foster como protagonista. La pega fundamental de los agujeros de gusano es que, aunque la RG permite su creación, son poco estables. Si entra un poco materia ordinaria (o una nave espacial con sus astronautas) o energía (incluso un poco de luz) en el agujero de gusano hace que éste se desestabilice y colapse en un par de agujeros negros. Para mantener abierto el pasadizo hay que contar con una clase de materia o energía negativa que recubra las paredes del túnel que no se dan en la Naturaleza. Así que esta idea quedó más o menos abandonada hace años. ¡Adiós al sueño hiperespacial!
Ahora Vladimir Dzhunushaliev y sus colaboradores de la Universidad Euroasiática Nacional de Kazastán reabren el tema con un artículo especulativo en ArXiv.
Según su idea los agujeros de gusano se podrían formar en el centro de ciertas estrellas de neutrones y mantenerse abiertos sin colapsar. El agujero de gusano no colapsaría debido a la presencia de un campo escalar fantasma sin masa (nombre técnico del mismo) y estaría completamente lleno (no hay hueco y por tanto no hay pasadizo) de la materia exótica del interior estelar, materia que aquí es tratada como un fluido perfecto. Las soluciones encontradas son al parecer estables.
De lejos cada una de estrellas neutrones parecerían normales y un observador distante no las podría distinguir de cualquier otra estrella de neutrones sin agujero de gusano. Pero una estrella de neutrones podría tener una compañera con la que estaría conectada por un agujero de gusano. Si es así, la materia exótica de su interior, que se comportaría como un fluido, pasaría de una estrella a otra produciendo una suerte de resonancia entre las dos estrellas que las haría oscilar. Aquí viene la parte buena del método científico aplicado a esta idea, pues esta oscilación podría producir estallidos de rayos gamma de alta energía que se podrían medir, al menos según los autores.
Lo malo es que según los propios autores admiten, todavía queda bastante trabajo teórico por hacer. El experimental ya se vería en un futuro.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3411
Fuentes y referencias:
Artículo en ArXiv.
Ilustración: AllenMcC (Creative Commons Attribution Sharealike 3.0).