lunes, 16 de abril de 2012

Sobre el mito de que en España llueve más los fines de semana

Fuente: Francis (th)E mule

Mucha gente se lo cree porque parece razonable que “de lunes a viernes generamos más polución, las partículas suspendidas en la atmósfera pueden absorber la luz solar, calentar el aire y alterar el régimen de vientos, o incluso convertirse en semillas para la formación de nubes.” Muchos además recuerdan haberlo leído en Muy Interesante: “Un estudio de investigadores españoles de la Universidad de Barcelona afirmó que en muchas partes de Europa el tiempo atmosférico tiene un ciclo semanal. Tras analizar los datos meteorológicos recogidos desde 1961 hasta 2004, llegaron a la conclusión de que en verano las lluvias se concentran durante los fines de semana; sin embargo, en la estación fría la tendencia es la contraria, los sábados y domingos suelen ser más soleados.” Yo lo acabo de ver en Menéame. Quizás alguno ya sospeche y le extrañe que ocurra “en muchas partes de Europa” pero no en todas, por ejemplo, “en el Reino Unido los [mismos] investigadores no han encontrado ni rastro de un patrón semanal de días lluviosos y soleados.” El famoso artículo técnico es A. Sánchez-Lorenzo, J. Calbó, J. Martín-Vide, A. García-Manuel, G. García-Soriano, and C. Beck, “Winter “weekend effect” in southern Europe and its connections with periodicities in atmospheric dynamics,” Geophys. Res. Lett. 35: L15711 (2008). El efecto de fin de semana fue introducido en el famoso artículo de Randall S. Cerveny & Robert C. Balling, Jr, “Weekly cycles of air pollutants, precipitation and tropical cyclones in the coastal NW Atlantic region,” Nature 394: 561-563 (1998) [pdf gratis]. Muy citado, también ha sido muy criticado por utilizar un análisis estadístico muy discutible (y discutido).
En relación al estudio de Sánchez-Lorenzo y sus colegas, mucha gente no sabe que un estudio posterior de los mismos datos sobre España (que los autores recibieron gracias al propio A. Sánchez-Lorenzo), pero utilizando un análisis de Fourier y métodos de Montecarlo, llegó a la conclusión de que no existe ningún ciclo semanal significativo en dichos datos; más aún, logró explicar el porqué de que Sánchez-Lorenzo y sus colegas encontraran  dicho ciclo semanal. El artículo técnico es H. J. Hendricks Franssen, T. Kuster, P. Barmet, and U. Lohmann, “Comment on “Winter ‘weekend effect’ in southern Europe and its connection with periodicities in atmospheric dynamics” by A. Sanchez-Lorenzo et al.,” Geophys. Res. Lett. 36: L13706, (2009) [pdf gratis].
Lo primero que critican en el nuevo artículo es la selección de los datos analizados. Sánchez-Lorenzo y sus colegas seleccionaron las series temporales de la presión del aire en 12 estaciones españolas en los meses de invierno entre enero de 1961 y diciembre de 2004. ¿Por qué solo estudiaron los meses de invierno? No hay razón física subyacente a esta elección puramente asociada al calendario. Además, ¿por qué estudiaron la presión del aire y no otros parámetros meteorológicos? Con otros parámetros resulta que no se observa el ciclo semanal. La figura muestra los datos diarios promediados con los intervalos de error considerados por Sánchez-Lorenzo y sus colegas, que suponen que todas las series temporales son independientes y los obtenidos tras tener en cuenta las correlaciones que existen. La diferencia es grande y el ciclo semanal podría ser un fenómeno puramente aleatorio. Los autores del estudio realizaron un análisis de Montecarlo que asume que las anomalías en la presión ocurren al azar y obtuvieron que al menos el 42% presentan algo parecido al ciclo semanal observado por Sánchez-Lorenzo. La conclusión del nuevo estudio es que el ciclo observado por Sánchez-Lorenzo es accidental, sin una significación estadística suficiente, y su origen es puramente estadístico al no haber tenido en cuenta la correlación estadística entre las series temporales estudiadas.
Hay muchos estudios sobre el “efecto de fin de semana” tanto en la pluviometría (lluvia) como en la concentración de aerosoles (por ejemplo Ari Asmi, “Weakness of the weekend effect in aerosol number concentrations,” Atmospheric Environment 51:  100e107 (2012) [pdf gratis]) muestran que este efecto no supera ningún metaanálisis: hay estudios a favor y los hay en contra, en ciudades y lejos de ellas, en algunos países y no en otros, pero la evidencia estadística del efecto es muy baja. Más aún, en los estudios a favor se mezclan efectos antropogénicos y naturales en igual medida, por lo que el efecto es más un mito que un hecho científico.

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