Cuatro consejos para sobrevivir en las aguas del oceáno de la investigación: (1) Nada o ahógate; (2) mientras no te ahogues, dirígete a la zona de aguas peligrosas; (3) disfruta mientras nadas; y (4) estudia el estilo de otros nadadores. Nadie lo sabe todo y tú no tienes que ser el primero. Nos recuerda Steven Weinberg que cuando acabó su carrera universitaria la investigación en física le parecía un océano inmenso que tenía que explorar antes de ponerse a desarrollar su propia tesis doctoral. Le parecía que no sabía casi nada de física, pero gracias a los grandes físicos que le enseñaron en sus cursos de doctorado descubrió que para sobrevivir en el océano tenía que nadar o ahogarse. Weinberg cuenta con sorpresa que lo hizo y le funcionó. Obtuvo en poco tiempo un doctorado y aprendió que “nadie lo sabe todo y él no tenía que ser el primero.” Permíteme una traducción libre de los cuatro consejos de Steven Weinberg en “Scientist: Four golden lessons,” Concepts, Nature 426: 389, 27 Nov. 2003.
Nos cuenta Weinberg que cuando estaba dando clases a finales de los 1960 en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) un estudiante le dijo que quería cambiar de tema de investigación desde la teoría de la relatividad general a la física de partículas, donde trabajaba Weinberg, porque los principios de la primera eran bien conocidos y los de la segunda un enorme embrollo. Weinberg confiesa que pensó que él no lo hubiera hecho, pero ahora cree lo contrario. Hay que meterse en líos porque allí es donde está la acción.
El tercer consejo de Weinberg es que hay que perder el tiempo, no basta con seguir las indicaciones del director de tesis, incluso si él nos guía hacia la solución de problemas importantes. Nadie sabe en qué momento de la historia serán resueltos los problemas realmente importantes. Nunca podrás saber cuáles son los problemas correctos que te llevarán a la gloria, por lo que la mayoría de los problemas en los que te enfrasques serán una pérdida de tiempo. No importa, si quieres ser creativo, tienes que asumir que tendrás que pasar la mayor parte de tu tiempo trabajando en problemas que no son creativos.
El último consejo de Weinberg es aprender algo de la historia de la ciencia, o al menos de la historia de tu rama de la ciencia. No hay que olvidar que pequeños descubrimientos en apariencia, en el momento oportuno, producen toda una revolución en una rama de la ciencia, con repercusiones en la tecnología y en toda la sociedad. No hay que olvidar que los protagonistas de estos descubrimientos muchas veces no son conscientes de lo revolucionario de su aportación y Weinberg es un buen ejemplo. Quién le iba a decir a Weinberg que su artículo de solo 3 páginas “A Model of Leptons” iba a ser la teoría correcta que describe la unificación electrodébil, el núcleo del modelo estándar, la teoría que le dio el Premio Nobel de Física en 1979.En una entrevista en 2003, Weinberg confesó que en 1967 creía que la teoría correcta de la interacción fuerte era una teoría gauge con simetría rota, pero que aplicó dichas ideas a una partícula llamada mesón rho y dedujo que tenía que tener una masa cero, algo obviamente falso (tiene una masa de unos 750 MeV). Por fortuna, un día tuvo la feliz idea de aplicar su teoría a la interacción débil; aún así, el modelo SU(2)xU(1) que presentó en su artículo de 1967 era solo un ejemplo sencillo de una posible teoría de este tipo para la interacción débil. Weinberg pensaba entonces que la teoría correcta tenía que ser más complicada. Más aún, hasta 1971 varios experimentos apuntaban a que su teoría era errónea. Weinberg también confesó que pensaba en 1967 que su teoría era renormalizable, como demostró ‘t Hooft en 1971, pero que trató de demostrarlo por el camino erróneo (la formulación canónica de la teoría); solo aprendió en detalle las técnicas de integrales de camino que utilizó ‘t Hooft tras estudiar el trabajo de este último. De hecho, el artículo de Weinberg fue muy poco citado entre 1967 y 1971, pero desde entonces se ha convertido en uno de los artículos más citados de toda la historia y de la revista Physical Review Letters donde se publicó.
Por cierto, a los jóvenes investigadores les recomiendo los siguientes consejos sobre cómo impartir una conferencia utilizando PowerPoint: Joseph A. Gallian (University of Minnesota Duluth), “Advice on Giving a Good PowerPoint Presentation,” Math Horizons, March 2006.
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